Si no te veo
nada tiene sentido.
Navego en Internet durante horas.
Llego a puertos lejanos.
Retrocedo en el tiempo:
me siento en un café de la Mariscal
y tus padres entran
(dos jóvenes hippies)
conversan sobre el hijo que tendrán.
(El vientre de tu madre ya es inmenso).
Salto hasta el hospital en el que naces.
Eres un bebé de pelos parados
y gritas como un loco.
De un soplo me veo en la guardería
en la que te cuidan a los tres años.
Pareces un duende sin bosque y sin desierto.
Vas de un lugar a otro con la cara embarrada de acuarela.
Te sientas a llorar porque extrañas a tu madre
(que hace mucho dejó de ser hippie).
Luego llego a tu escuela.
Tienes seis años y chillas porque
un niño malvado te ha roto el borrador.
Veo a una niña que te mira con ojos de paloma.
Soy yo, no tengo duda.
No me haces caso.
No existo para ti.
No existí antes: ni en la Prehistoria, ni ahora.
Me quedo por un instante en el presente y te veo
aburrido como un oso.
Aburrido y pesado en tu silla
como un oso de plomo.
Aquí detengo el viaje.
Fue maravilloso encontrarte en tus edades primeras,
pero no pienso volver a mirarte.
Dejo de navegar y me bajo en este mismo mundo
lleno de cosas lindas,
divertidas,
cosas interesantes que empiezo a ver ahora
por
primera
vez.
nada tiene sentido.
Navego en Internet durante horas.
Llego a puertos lejanos.
Retrocedo en el tiempo:
me siento en un café de la Mariscal
y tus padres entran
(dos jóvenes hippies)
conversan sobre el hijo que tendrán.
(El vientre de tu madre ya es inmenso).
Salto hasta el hospital en el que naces.
Eres un bebé de pelos parados
y gritas como un loco.
De un soplo me veo en la guardería
en la que te cuidan a los tres años.
Pareces un duende sin bosque y sin desierto.
Vas de un lugar a otro con la cara embarrada de acuarela.
Te sientas a llorar porque extrañas a tu madre
(que hace mucho dejó de ser hippie).
Luego llego a tu escuela.
Tienes seis años y chillas porque
un niño malvado te ha roto el borrador.
Veo a una niña que te mira con ojos de paloma.
Soy yo, no tengo duda.
No me haces caso.
No existo para ti.
No existí antes: ni en la Prehistoria, ni ahora.
Me quedo por un instante en el presente y te veo
aburrido como un oso.
Aburrido y pesado en tu silla
como un oso de plomo.
Aquí detengo el viaje.
Fue maravilloso encontrarte en tus edades primeras,
pero no pienso volver a mirarte.
Dejo de navegar y me bajo en este mismo mundo
lleno de cosas lindas,
divertidas,
cosas interesantes que empiezo a ver ahora
por
primera
vez.
De: “Ahora que somos invisibles” © 2010, Liset Lantigua. Ilustraciones: Ricardo Novillo Loaiza. Alfaguara © 2010, Grupo Santillana S. A. Quito, Ecuador
Visto y leído en: Prisa Ediciones.
http://www.prisaediciones.com/ec/libro/ahora-que-somos-invisibles/
http://www.prisaediciones.com/ec/libro/ahora-que-somos-invisibles/
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