“A veces su voz hacía que me durmiera; otras, por el contrario, la emoción me enardecía, y le suplicaba que se apresurase, con el fin de averiguar, más deprisa de lo que el autor habría querido, qué sucedía en el cuento.
Pero la mayor parte del tiempo me limitaba a dejarme llevar por las palabras, y sentía, de una manera corporal, que estaba de verdad viajando a algún lugar maravillosamente remoto, a un sitio que apenas me atrevía a vislumbrar en la última página del libro, todavía secreta.”
Pero la mayor parte del tiempo me limitaba a dejarme llevar por las palabras, y sentía, de una manera corporal, que estaba de verdad viajando a algún lugar maravillosamente remoto, a un sitio que apenas me atrevía a vislumbrar en la última página del libro, todavía secreta.”
De: Una historia de la lectura, Alberto Manguel
►QUINO (Joaquín Salvador Lavado)
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