CRECIENDO COMO LECTORES, por Irene Vasco
Los libros y la lectura
Los libros son muchas cosas: son objetos fáciles de manipular, juegos, viajes, hermosas imágenes, historias de otros, historias de uno mismo, posibilidades de comunicarnos. La lectura es la capacidad de entrar y salir por cualquier tipo de palabras escritas en cualquier medio.
Leer no es sólo descifrar signos. Es entender profundamente lo que dicen esos signos. A veces no es tan fácil. Los niños no nacen lectores ni amando los libros. Hay que guiarlos y crecer con ellos.
Por eso quienes ya saben leer deben encargarse de acompañar en esta fantástica aventura a los que apenas se asoman, leyendo en voz alta lo que más emociona, compartiendo la lectura de las ilustraciones que cuentan historias más allá de las palabras, contagiando el placer de vivir aventuras... En fin, hay mil formas de formar lectores, de familia en familia, de escuela en escuela, de biblioteca en biblioteca.
Ser lector es tener acceso a la información. Sin esta capacidad, la participación ciudadana no es completa. Una sociedad funciona más armoniosamente, con mayor calidad de vida para todos, cuando la población es capaz de leer y escribir, procesando, estableciendo criterios, tomando decisiones propias, no manipuladas.
Los encuentros alrededor de los libros, en programas de animación a la lectura, establecen puentes de comunicación entre las diversas edades, religiones, sexos, edades, situaciones socio-económicas, convicciones políticas, y expresiones de los habitantes de las comunidades. Cuando abrimos un libro, tenemos encuentros con autores, culturas y universos. Nos sentimos reflejados en las situaciones, nos identificamos con los personajes, nos leemos en nuestras intimidades sin tener que reconocer que somos nosotros mismos.
Los libros deben ser leídos despacio, tomándonos el tiempo de disfrutarlos, interpretándolos con tonalidades, matices, expresiones personales. Cuando esto sucede, la historia adquiere vida. Es, por lo tanto, animada. Es decir que nuestra “ánima” o alma, ha entrado en el libro.
Un libro animado ocasiona que una o más personas repitan: “por favor, me lo lees otra vez”. Esta es la mejor prueba de que el momento de lectura ha tenido éxito.
LA FORMACIÓN DE LECTORES
Creciendo como ciudadanos, por Irene Vasco
Leer el mundo, leer un libro, leer imágenes, es leerse a sí mismo. En cada lectura nos encontramos, nos identificamos, releemos desde nuestros puntos de vista, desde nuestras historias y conocimientos, incrementando nuestra cultura e interpretando bajo nuevas perspectivas.
La biblioteca actúa como educadora de ciudadanos. El préstamo a domicilio, la firma personal en la ficha de préstamo, los plazos de entrega, el cuidado de los libros, la reparación en caso de accidente, propician el crecimiento social y la responsabilidad por el bien colectivo.
Aunque la lectura es un acto profundamente personal, permite también la participación social. A través de la lectura se enriquecen con los diálogos.
Cuando los lectores pueden expresar opiniones libremente y deliberar sobre la psicología de los personajes, escuchando las voces de los otros, se ejercitan los modelos democráticos.
La buena literatura influye en la vida de quien se acerca a ella, fortaleciendo los criterios y opiniones según la edad y el nivel de interpretación. Ocurre lo contrario al enfrentar a los lectores a textos diseñados para "enseñar valores" de manera didactista, con moralejas explícitas. En estos textos la interpretación personal es imposible pues sólo hay una respuesta correcta definida por el autor que desea dejar un mensaje pedagógico.
La literatura despierta entre los lectores diálogos consigo mismo, con el autor, con el entorno, con los otros. Estos diálogos permiten la comunicación y la compresión, mientras se liberan conflictos inconscientes.
CRECIENDO COMO LECTORES, por Irene Vasco
Los jóvenes también disfrutan
A través de la historia de la humanidad, los jóvenes se han adueñado de diferentes lecturas, sin que nadie se explique por qué. En los gustos de los jóvenes no se puede generalizar.
Parte de la desconfianza y la necesidad de ser diferente de los jóvenes, se expresa a través de los gustos literarios.
Tratar de encasillarlos en tal o cual género o estrategia, es decirles: “hagan todo lo contrario”.
Aunque actualmente se publican colecciones dirigidas especialmente a este grupo de edad, la fórmula mágica para que su consumo sea autónomo y no impuesto por la escuela aún no se ha inventado.
Pero no todo está perdido: algunos textos bien seleccionados de autores reflejan tan bien el conflicto de la lucha entre jóvenes y adultos, que podrían utilizarse como detonantes para introducir a nuevos lectores en el mundo de la palabra escrita, eso sí, sin que nada garantice los resultados. Entre ellos los siguientes:
* Los poemas de amor que expresen sentimientos a través de las palabras simbólicas.
* La tradición oral como eco de la voz de la madre.
* La tira cómica, que conecta con el mundo visual.
* Las historias cortas y transgresoras y la literatura dirigida especialmente a los jóvenes contemporáneos, con temas y personajes con los que fácilmente se identifican.
* La literatura fantástica, moderna versión de las narraciones épicas que llegan de la tradición oral.
* La literatura “puente”, que replica el caos interior y ayuda a encontrarse a sí mismo pero que no ofrece más que una lectura directa sin abrir nuevas fronteras.
* La introducción a la literatura de adultos como ritual de paso: los obstáculos y las dificultades que ayudan a crecer.
En la eterna lucha de los jóvenes por liberarse y sentirse creadores de sus propias vidas, recurren a formas de expresión que suelen agredir a sus mayores:
* La música: las letras de las canciones parecen hablar por ellos
* Las modas los ayudan a ser admitidos y a integrarse en los grupos
* Los adornos corporales que esconden lo que ellos consideran imperfecto.
La formación de lectores, por Irene Vasco
LA BIBLIOTECA
La biblioteca es el sitio de encuentro con lecturas, expresiones artísticas, culturas, personas. A medida que las personas se conocen a sí mismas a través de las lecturas, aprenden también a relacionarse y a respetar a los otros.
Una biblioteca requiere de dos elementos indispensables: un bibliotecario comprometido y una excelente colección de libros, escogidos con criterio riguroso. El resto, sede, muebles, dotación, equipos, son complementos deseados pero no primordiales. La biblioteca puede funcionar en un rincón del centro comunitario o en un gran edificio público.
Un bibliotecario, en el mejor sentido de la palabra, es aquel que forma lectores y acerca a las personas a una programación de calidad para que el desarrollo de su comunidad se fortalezca.
La biblioteca, como punto de encuentro de intereses, debe propiciar también reuniones cívicas, tertulias, boletines, recitales, charlas de autores, narraciones orales de los mayores, talleres y eventos destinados a enriquecer la vida cultural y comunitaria. Por supuesto debe invitar a todas las personas de la comunidad sin importar su condición y estar abierta a cualquier propuesta creativa que provenga de sus usuarios.
El bibliotecario debe conocer los libros y estar familiarizado con los temas y las historias locales. A través de una programación dirigida a todos los públicos, debe presentar autores de todo el mundo, sin olvidar, por supuesto, a los latinoamericanos, con su multiplicidad de técnicas narrativas y visuales.
Es importante recordar que en la biblioteca las personas pueden hacer comentarios, expresar sus ideas, recomendar, criticar, incluso aburrirse. Desde los bebés hasta las personas mayores deben encontrar material y programación de acuerdo a sus intereses.
Es frecuente que sean los niños los más asiduos visitantes de la biblioteca. Para que se sientan más vinculados, el bibliotecario puede ayudarles a formar un Club de lectura.
Niños y jóvenes pueden encargarse de escribir periódicos o boletines, haciendo fotocopias reducidas de las carátulas de los libros favoritos. Éstas se pegan en una hoja decorada y los niños escriben sus propias reseñas. Pueden también “publicar” cuentos, poesías o crónicas sobre viajes, vida cotidiana, combinando con una sección de “chismes literarios”, otra de caricatura, otra de deporte, otra de juegos....
Crecer como lectores, crecer como ciudadanos. Irene Vasco
Ilustraciones de Juan Francisco Sánchez Ramos
Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República
Bogotá, 2011
P/descargar el libro en pdf
"Formar lectores significa ofrecer a los miembros de una sociedad herramientas para transitar por diversidad de documentos y materiales informativos, exposiciones, museos, libros, mapas, fotografías, internet, entre otros, con el fin de que su participación social sea efectiva y madura."
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