Libro ilustrado: Ensueños, de Conrad Roset y David Aceituno.
Editorial LUMEN
Editorial LUMEN
“Hay en todo sueño una semilla de magia, una historia que pide a gritos ser contada, un secreto que late dentro de un cofre igual que un corazón. Para tener un sueño no es necesario que apagues los ojos y cierres la luz. Basta con cambiar de sitio las palabras y dejar que sueñe una canción.”
Ilustración: Conrad Roset
Libro ilustrado “Besos que fueron y no fueron”, con texto de David Aceituno e ilustraciones de Roger Olmos. Editorial: Lumen (Random House Mondadori)
Ella no sabe que un beso puede cambiarlo todo, convertir al sapo, si no en un príncipe, sí en un sapo mejor.
Ella sueña con el príncipe azul porque soñar es tan propio de princesas como ser azul es típico de príncipes.
Sostiene al sapo con delicadeza en el cuenco de las manos, como se sostiene un libro con historias de amor dentro.
Está nerviosa y feliz y asustada al mismo tiempo.
¿Cómo será su historia de amor?
¿Acaso no son los besos siempre protagonistas y los príncipes y princesas personajes secundarios?
Está a punto de comprobarlo.
Suspira, entrecierra los ojos y se deja llevar.
Ella sueña con el príncipe azul porque soñar es tan propio de princesas como ser azul es típico de príncipes.
Sostiene al sapo con delicadeza en el cuenco de las manos, como se sostiene un libro con historias de amor dentro.
Está nerviosa y feliz y asustada al mismo tiempo.
¿Cómo será su historia de amor?
¿Acaso no son los besos siempre protagonistas y los príncipes y princesas personajes secundarios?
Está a punto de comprobarlo.
Suspira, entrecierra los ojos y se deja llevar.
¿DE QUÉ HUYEN LOS BESOS?
De los gritos y de los cronómetros,
del exceso de perfume o maquillaje,
los besos huyen de las órdenes y la impaciencia,
de las noches que se vuelven tristes de pronto.
A veces se asustan del ajo,
como los vampiros, y de la cebolla;
del miedo se asustan casi siempre.
Los besos huyen
de las mentiras, de la repetición desmesurada,
de esos días en los que todo sale mal.
¡Ah!, y al contacto con los celos,
son retráctiles como cuernos de caracol.
Cuando ven a una madrastra envidiosa,
a un perro gruñón o un murciélago rojo,
los besos se desvanecen
dejando en el aire polvillo de mariposa.
`✾.¸.✾.•´ ♥¸¸♥
¿DÓNDE SE ESCONDEN LOS BESOS?
Hay tímidos que encierran sus besos en puños cerrados,
como cuando se decide si piedra, papel o tijera.
A los descarados no les da tiempo a esconderlos:
se escapan de sus labios, como burbujas
que rápidamente estallan ¡MUAC! antes de llegar a su destino:
una mejilla, unos labios, el dorso de la mano.
`✾.¸.✾.•´ ♥¸¸♥
De los gritos y de los cronómetros,
del exceso de perfume o maquillaje,
los besos huyen de las órdenes y la impaciencia,
de las noches que se vuelven tristes de pronto.
A veces se asustan del ajo,
como los vampiros, y de la cebolla;
del miedo se asustan casi siempre.
Los besos huyen
de las mentiras, de la repetición desmesurada,
de esos días en los que todo sale mal.
¡Ah!, y al contacto con los celos,
son retráctiles como cuernos de caracol.
Cuando ven a una madrastra envidiosa,
a un perro gruñón o un murciélago rojo,
los besos se desvanecen
dejando en el aire polvillo de mariposa.
`✾.¸.✾.•´ ♥¸¸♥
¿DÓNDE SE ESCONDEN LOS BESOS?
Hay tímidos que encierran sus besos en puños cerrados,
como cuando se decide si piedra, papel o tijera.
A los descarados no les da tiempo a esconderlos:
se escapan de sus labios, como burbujas
que rápidamente estallan ¡MUAC! antes de llegar a su destino:
una mejilla, unos labios, el dorso de la mano.
`✾.¸.✾.•´ ♥¸¸♥
Ilustración: Roger Olmos
Libro: RECETAS DE LLUVIA Y AZÚCAR, de Eva Manzano, ilustrado por Mónica Gutiérrez Serna.
Editorial Thule.
Editorial Thule.
“De pequeña me leí un libro
de mayores que contaba
que podías comerte la vida
a cucharadas.
Este recetario sirve para
endulzar las emociones
que nos acompañan
cada día y comprender
que la imaginación es un
ingrediente imprescindible.”
de mayores que contaba
que podías comerte la vida
a cucharadas.
Este recetario sirve para
endulzar las emociones
que nos acompañan
cada día y comprender
que la imaginación es un
ingrediente imprescindible.”
RECETA PARA NO PERDER LA ESPERANZA:
1. Utilizar todo lo que esté a mano.
2. Hacer dos maletas. Una, para meter lo que queremos llevar. Otra para lo demás. Solo nos llevamos la primera.
3. En momentos de flaqueza se recomiendan los suspiros, hacen cosquillas en la lengua.
4. Llevar una botella de agua y un bocadillo, se puede untar un poco de fe (está muy rica y no pesa).
5. Volver a dormir a casa y comenzar de nuevo al día siguiente.
1. Utilizar todo lo que esté a mano.
2. Hacer dos maletas. Una, para meter lo que queremos llevar. Otra para lo demás. Solo nos llevamos la primera.
3. En momentos de flaqueza se recomiendan los suspiros, hacen cosquillas en la lengua.
4. Llevar una botella de agua y un bocadillo, se puede untar un poco de fe (está muy rica y no pesa).
5. Volver a dormir a casa y comenzar de nuevo al día siguiente.
La culpa
El montón.
El montón de cosas inútiles, entre las que se encuentran los escrúpulos, se reúne dos veces por la mañana y cuatro por la tarde. Pero en vez de ayudarse a encontrar una solución, se echan mutuamente la culpa. Lo peor es cuando se reúnen por la noche: se sientan todos en la almohada, lo más cerca posible de la cabeza, y roen los sueños como si fueran carne pegada a los huesos. Entre las cosas inútiles están las cometas sin viento, los vientos sin cielo, los remordimientos sin más.
El montón.
El montón de cosas inútiles, entre las que se encuentran los escrúpulos, se reúne dos veces por la mañana y cuatro por la tarde. Pero en vez de ayudarse a encontrar una solución, se echan mutuamente la culpa. Lo peor es cuando se reúnen por la noche: se sientan todos en la almohada, lo más cerca posible de la cabeza, y roen los sueños como si fueran carne pegada a los huesos. Entre las cosas inútiles están las cometas sin viento, los vientos sin cielo, los remordimientos sin más.
RECETA PARA NO SENTIRSE CULPABLE:
1. Convertir la culpa en un error, entonces se aprende.
2. Mejor roer un trozo de queso duro que un pensamiento.
3. Encontrar una tormenta y mojarse; es mucho mejor que atormentarse.
4. Puedes echarle la culpa a otro, aunque no es aconsejable porque no aprendes nada y haces mucho daño.
5. Una vez al mes, como si fuera una alfombra, airear al yo: mascota inclasificable que vive dentro de los humanos.
1. Convertir la culpa en un error, entonces se aprende.
2. Mejor roer un trozo de queso duro que un pensamiento.
3. Encontrar una tormenta y mojarse; es mucho mejor que atormentarse.
4. Puedes echarle la culpa a otro, aunque no es aconsejable porque no aprendes nada y haces mucho daño.
5. Una vez al mes, como si fuera una alfombra, airear al yo: mascota inclasificable que vive dentro de los humanos.
EL VOLCÁN DE LA FURIA
EL ENFADO
El enfado nunca es lo que parece. Es una llama diminuta, como una cerilla incandescente que vive en las profundidades de la tierra, dentro de uno de los volcanes más viejos del mundo. Parece dormido, pero puede despertar en cualquier momento. Si esto sucede, la pequeña llama crece y crece y se convierte en un gigante de fuego. Entonces no hay que salir corriendo, sino hablarle tranquilamente para que se apacigüe y disminuya.
EL ENFADO
El enfado nunca es lo que parece. Es una llama diminuta, como una cerilla incandescente que vive en las profundidades de la tierra, dentro de uno de los volcanes más viejos del mundo. Parece dormido, pero puede despertar en cualquier momento. Si esto sucede, la pequeña llama crece y crece y se convierte en un gigante de fuego. Entonces no hay que salir corriendo, sino hablarle tranquilamente para que se apacigüe y disminuya.
RECETA PARA OLVIDAR UN ENFADO:
1. Ponerse cabeza abajo, resulta mucho más incómodo y enseguida se te olvida el enfado.
2. Cantar una canción al revés, si es posible en el idioma hormiga.
3. Contarse los dedos de los pies de cinco a diez mil veces y, de paso, ver si tienes las uñas largas.
1. Ponerse cabeza abajo, resulta mucho más incómodo y enseguida se te olvida el enfado.
2. Cantar una canción al revés, si es posible en el idioma hormiga.
3. Contarse los dedos de los pies de cinco a diez mil veces y, de paso, ver si tienes las uñas largas.
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