Hay un requisito indispensable para poder contar bien un cuento: querer contarlo. El deseo de contarlo tiene que nacer de dentro, sin ningún tipo de imposición u obligaciones externas. Cuando se dan estas condiciones, muy difícilmente se puede ser un mal contador de cuentos, porque siempre se cuentan bien los cuentos que le salen a uno de dentro.
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“Por aburrido que un cuento parezca a primera vista, por más lleno que esté de repeticiones ociosas, se debe recordar siempre que, si vale la pena de ser contado, vale la pena que sea bien contado y tratado con respeto.”
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“Por aburrido que un cuento parezca a primera vista, por más lleno que esté de repeticiones ociosas, se debe recordar siempre que, si vale la pena de ser contado, vale la pena que sea bien contado y tratado con respeto.”
Xavier P. Docampo.
Visto en: LA CASA DE LAS PALABRAS (Artículos)
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