Una mañana un poeta descubrió que una palabra puede tener una fuerza increíble, una mágica energía, una rara manera de poder, con el hecho de nombrarla, hacer que a través de ella lo nombrado vuelva a vivir. Por eso el poeta dice al pasar, chau, sueño, mirada, rosa, buenos días, perdón o muchas gracias, y las personas que escuchan esos rumores, doblan la esquina cantando, saltando y abriendo la boca para atrapar a la lluvia.
Pablo Andrés Médici (Brocha)
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