"Pequeño gran sabio que lees estas palabras. Recuerda, pero sobre todo, no permitas que lo gris te haga olvidar tu Esencia.
No eres tu papá, ni tu mamá, ni tu maestro, ni tu ídolo musical, ni tu futbolista favorito. No eres tu hermano ni ningún otro personaje de tu familia.
Tampoco eres el maestro de tu escuela ni lo que te cuentan unas y otras religiones. Eres Tú mismo sagrado, perfecto. No hay nada que puedas hacer para dejar de serlo. Si te metes bajo la cama y nadie te ve nunca más, serás igual de sagrado y perfecto, pero el mundo te echará de menos. Yo te echaré de menos.
No te escondas. No tienes nada de qué avergonzarte, tus talentos son tan lindos, tus ojos tan brillantes. Lo que digan los demás… qué más da.
No hay más verdad que la tuya. Y está en tu corazón. Así que no te olvides nunca de mirar allá adentro y confiar. Mirar adentro, respirar y confiar. Mirar adentro, jugar y confiar. En ti está la semilla de la Vida expresándose a cada momento de un modo nuevo, diferente. Escucha su canción y toca la tuya.
Eres especial y único, un fragmento necesario de la Divinidad que bajó a la Tierra. Tienes tus propios talentos. No son ni mejores ni peores que los de tus compañeros: son necesarios diferentes. No imites a nadie, no pierdas tu tiempo. Eres inimitable. La existencia te necesita así único, juguetón, consciente, fluyendo, riendo.
Nadie puede hacer las cosas exactamente como tú las haces, así que no pierdas tu tiempo queriendo ser como otros, pues si no el mundo se llenará aún más de gente aburrida y triste y gris, que se enferma y crea cosas feas. Todo se parece tanto a todo… qué aburrido… qué triste…
Quizás tu talento sea diseñar barcos, o mirar los pájaros, o cuidar las flores del jardín, o hacer barcos de papel, o hacer películas, o vender revistas en un quiosco, o criar papagayos, o plantar té,… qué sé yo.
Tú eres sagrado. Cualquiera que sea tu talento es especial. Cualquiera que sea tu canción, cántala. Eres parte de la música que suena en el Universo. Pura poesía. Pura sinfonía.
Cuando veas un grande gris y triste a tu lado: canta tu canción de colores que abre las espirales del amor. Cuando te den órdenes absurdas con cara seria y taciturna: canta tu canción y sigue tu camino. Cuando te miren con arrogancia, sonríe con pureza. Cuando te aceche el miedo, prende la llama de tu corazón, y el miedo se quemará en tu amor…
Pequeño gran sabio que habitas en la Tierra:
Saca tu paleta de colores y pinta la tristeza de amarillo, la estupidez de rosa, la arrogancia de naranja, la mentira de verde. Saca a pasear el arco iris y no permitas que ningún grande, pero ninguno, apague el fuego de tu corazón.
Al contrario: recuérdale que él tiene su propia paleta de colores e invítale a que salga a pintar su barrio, su ciudad, el firmamento cuando acabe de reparar su corazón…
Porque ese grande triste y gris no es más que un niño triste que perdió su paleta. Y tú eres el ejemplo para que encuentre el camino de regreso al Arco Iris, y deje de ser un gris para ser un ser humano."