Los indios americanos conforman una de las poblaciones más antiguas del mundo.
Se encuentran, también, entre las poblaciones cuyos derechos no siempre son plenamente respetados. El siguiente ejemplo ilustra cómo contribuyeron las Naciones Unidas a devolver algunos de sus derechos a un grupo de indígenas.
Los indios guaraníes viven en Bolivia, la Argentina, Brasil y Paraguay. Hace unos años, los jefes de los indios bolivianos enviaron una carta a las Naciones Unidas.
“Hace muchos años –decía la carta– cuando las escuelas llegaron a nuestra región, nos dijeron que el camino para salir de nuestro atraso sería la educación. Construimos escuelas con cualquier pequeño recurso de que disponíamos y conseguimos que el gobierno enviara profesores. Pero han pasado los años sin que hayamos visto el fruto de estas escuelas.”
La enseñanza fue impartida en las escuelas únicamente en español. En opinión del gobierno, los indios debían aprender el español por ser un idioma más avanzado que el que ellos usaban. Pero la enseñanza –en lugar de ayudarles a avanzar– sirvió lamentablemente para lo contrario. Muchos de los profesores llamaron tontos y atrasados a los niños guaraníes que no eran capaces de desenvolverse con el nuevo idioma. Como resultado de ello, los niños se sintieron desmotivados.
En 1989, dos organismos de las Naciones Unidas, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), intervinieron para modificar la situación. Sus representantes se reunieron con los indios guaraníes y los funcionarios bolivianos. Con ayuda de varias organizaciones locales e internacionales, iniciaron un nuevo programa de enseñanza para darles a los niños guaraníes la oportunidad de aprender guaraní y español.
La iniciativa mereció la pena. Los primeros resultados indicaron que los niños guaraníes que asistían a las escuelas bilingües consiguieron calificaciones más altas en todas las asignaturas que los que asistían a las escuelas donde sólo se hablaba un idioma. Como consecuencia, disminuyó el número de niños que abandonó la escuela antes de terminar sus estudios.
Los guaraníes se sienten ahora más esperanzados.
Como decía uno de los padres en una carta dirigida a las Naciones Unidas: “Nuestros hijos aprenden ahora más y mejor. Por fin, pueden expresarse libremente sin ser castigados por hablar su propia lengua”.
Se encuentran, también, entre las poblaciones cuyos derechos no siempre son plenamente respetados. El siguiente ejemplo ilustra cómo contribuyeron las Naciones Unidas a devolver algunos de sus derechos a un grupo de indígenas.
Los indios guaraníes viven en Bolivia, la Argentina, Brasil y Paraguay. Hace unos años, los jefes de los indios bolivianos enviaron una carta a las Naciones Unidas.
“Hace muchos años –decía la carta– cuando las escuelas llegaron a nuestra región, nos dijeron que el camino para salir de nuestro atraso sería la educación. Construimos escuelas con cualquier pequeño recurso de que disponíamos y conseguimos que el gobierno enviara profesores. Pero han pasado los años sin que hayamos visto el fruto de estas escuelas.”
La enseñanza fue impartida en las escuelas únicamente en español. En opinión del gobierno, los indios debían aprender el español por ser un idioma más avanzado que el que ellos usaban. Pero la enseñanza –en lugar de ayudarles a avanzar– sirvió lamentablemente para lo contrario. Muchos de los profesores llamaron tontos y atrasados a los niños guaraníes que no eran capaces de desenvolverse con el nuevo idioma. Como resultado de ello, los niños se sintieron desmotivados.
En 1989, dos organismos de las Naciones Unidas, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), intervinieron para modificar la situación. Sus representantes se reunieron con los indios guaraníes y los funcionarios bolivianos. Con ayuda de varias organizaciones locales e internacionales, iniciaron un nuevo programa de enseñanza para darles a los niños guaraníes la oportunidad de aprender guaraní y español.
La iniciativa mereció la pena. Los primeros resultados indicaron que los niños guaraníes que asistían a las escuelas bilingües consiguieron calificaciones más altas en todas las asignaturas que los que asistían a las escuelas donde sólo se hablaba un idioma. Como consecuencia, disminuyó el número de niños que abandonó la escuela antes de terminar sus estudios.
Los guaraníes se sienten ahora más esperanzados.
Como decía uno de los padres en una carta dirigida a las Naciones Unidas: “Nuestros hijos aprenden ahora más y mejor. Por fin, pueden expresarse libremente sin ser castigados por hablar su propia lengua”.
Visto y leído en: UNICEF va a la escuela Para hablar sobre la libertad y la igualdad. Julio de 2002 (Pdf)
Ilustración: Andrea Piccardo