¿Los niños y las niñas tienen derecho a la paz?
La Convención Internacional de los Derechos de los Niños y las Niñas, que ha sido aprobada por los gobiernos de todo el mundo, subraya que todos los niños y las niñas de la Tierra tienen derecho a una educación, a la salud, a participar, a jugar… a ser queridos y a crecer en paz.
Esto es muy importante porque obliga a todas las personas a respetar tus derechos. ¿Sabes que si alguna vez no te respetan puedes denunciarlo y te ayudarán a resolver tu problema?
Cuando somos muy diferentes, ¿hay más conflictos y menos paz?
Ser muy diferentes nos da la posibilidad de aprender de los demás. Lo que sería muy aburrido es que fuéramos exactamente iguales.
Podemos ser más ruidosos o más callados. Más abiertas o más tímidas. Haber nacido aquí o allá.
No importa lo diferente que seamos.
Lo importante es respetarnos y saber convivir.
No siempre es fácil, porque a lo mejor un compañero o compañera es más lento cuando hace las tareas o las hace demasiado rápido y tú no lo alcanzas. Pero siempre hay formas de colaborar y ayudarse.
Unas veces pondrás tú más de tu parte.
Otras veces serán tus compañeros y compañeras.
Esto es muy importante porque obliga a todas las personas a respetar tus derechos. ¿Sabes que si alguna vez no te respetan puedes denunciarlo y te ayudarán a resolver tu problema?
Cuando somos muy diferentes, ¿hay más conflictos y menos paz?
Ser muy diferentes nos da la posibilidad de aprender de los demás. Lo que sería muy aburrido es que fuéramos exactamente iguales.
Podemos ser más ruidosos o más callados. Más abiertas o más tímidas. Haber nacido aquí o allá.
No importa lo diferente que seamos.
Lo importante es respetarnos y saber convivir.
No siempre es fácil, porque a lo mejor un compañero o compañera es más lento cuando hace las tareas o las hace demasiado rápido y tú no lo alcanzas. Pero siempre hay formas de colaborar y ayudarse.
Unas veces pondrás tú más de tu parte.
Otras veces serán tus compañeros y compañeras.
¿Estar en paz quiere decir que no podemos discutir nunca?
¡Nooo! Tenemos formas de pensar o de hacer las cosas muy distintas y es bueno discutir. Lo que no está bien es pelearse. Podemos hablar una y otra vez hasta que encontremos la solución. ¿Que tú quieres jugar a la cuerda y los amigos y amigas a la pelota? ¡Pues negociamos! Una vez a la pelota y la próxima a la cuerda.
Así encontraremos soluciones que nos convengan a todos y a todas…
¿Por qué a veces nos peleamos y nos hacemos daño?
Pelearse es una forma muy poco inteligente de solucionar los problemas. Cuando sientas furia, busca las palabras mágicas: las que expresan lo que sientes, y escucha a tus compañeros y compañeras.
Si aprendemos el valor de las palabras, tendremos la mejor arma para defendernos y negociar. Y si aprendes a decir NO cuando algo no te guste o dejas de ir con compañeros y compañeras que te hagan sentir mal, encontrarás la paz. Y siempre puedes pedir ayuda a papá, mamá o a la maestra o maestro… pero no debemos pelearnos.
¿Y si me ocurre algo?
Si, por ejemplo, tengo miedo, o me encuentro mal en la escuela o en casa…
¡Busca ayuda! Tienes derecho a vivir y crecer en paz. Si alguna vez sientes miedo, te sientes solo, te han hecho daño o te asustan, coméntalo con los compañeros y compañeras y busca ayuda en las personas adultas.
¡No te lo guardes para ti!
¡Busca ayuda!
¡Recuerda que tienes derecho a ser feliz!
Así encontraremos soluciones que nos convengan a todos y a todas…
¿Por qué a veces nos peleamos y nos hacemos daño?
Pelearse es una forma muy poco inteligente de solucionar los problemas. Cuando sientas furia, busca las palabras mágicas: las que expresan lo que sientes, y escucha a tus compañeros y compañeras.
Si aprendemos el valor de las palabras, tendremos la mejor arma para defendernos y negociar. Y si aprendes a decir NO cuando algo no te guste o dejas de ir con compañeros y compañeras que te hagan sentir mal, encontrarás la paz. Y siempre puedes pedir ayuda a papá, mamá o a la maestra o maestro… pero no debemos pelearnos.
¿Y si me ocurre algo?
Si, por ejemplo, tengo miedo, o me encuentro mal en la escuela o en casa…
¡Busca ayuda! Tienes derecho a vivir y crecer en paz. Si alguna vez sientes miedo, te sientes solo, te han hecho daño o te asustan, coméntalo con los compañeros y compañeras y busca ayuda en las personas adultas.
¡No te lo guardes para ti!
¡Busca ayuda!
¡Recuerda que tienes derecho a ser feliz!
¿CÓMO CONSTRUIR LA PAZ?
- Cuando te enfades, cuenta hasta diez antes de hacer nada.
- Si alguna vez tienes miedo o te ocurre algo, ¡cuéntalo! ¡Busca ayuda!
- No te escondas, que siempre habrá alguien que pueda ayudarte.
- Si le ocurre algo a alguno de tus compañeros o compañeras, ¡pide ayuda al maestro o a la maestra!
- Aprende a decir lo que sientes.
- Ponte en el lugar de los demás.
- Di que no cuando algo te disguste. No hagas lo que crees que no está bien.
- Si alguna vez tienes miedo o te ocurre algo, ¡cuéntalo! ¡Busca ayuda!
- No te escondas, que siempre habrá alguien que pueda ayudarte.
- Si le ocurre algo a alguno de tus compañeros o compañeras, ¡pide ayuda al maestro o a la maestra!
- Aprende a decir lo que sientes.
- Ponte en el lugar de los demás.
- Di que no cuando algo te disguste. No hagas lo que crees que no está bien.
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Cuadernos de Educación en Valores 6
¡QUE VIVA LA PAZ!
Colección: Por preguntar que no quede.
Coordinación pedagógica y gestión del proyecto
MEC CIDE Montserrat Grañeras
FETE UGT Luz Martínez Ten, Carmen Vieites
Textos y adaptación de cuento tradicional africano
Isabel Muñoz Martínez
Isabel Gavilán Villarejo
Ilustración del cuaderno y del cartel: Elena Ferrándiz Rueda
Diseño y maquetación: Mauricio Maggiorini Tecco (Gen)
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Enlace para descargar archivo pdf
http://www.educatolerancia.com/wp-content/uploads/2016/12/paz-1.pdf
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Cuadernos de Educación en Valores 6
¡QUE VIVA LA PAZ!
Colección: Por preguntar que no quede.
Coordinación pedagógica y gestión del proyecto
MEC CIDE Montserrat Grañeras
FETE UGT Luz Martínez Ten, Carmen Vieites
Textos y adaptación de cuento tradicional africano
Isabel Muñoz Martínez
Isabel Gavilán Villarejo
Ilustración del cuaderno y del cartel: Elena Ferrándiz Rueda
Diseño y maquetación: Mauricio Maggiorini Tecco (Gen)
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El ÁRBOL de la PALABRA
Dicen que en un país muy lejano, en un precioso valle, existía un pueblo rodeado de bosques que, como todos los pueblos, tenía una plaza.
Dicen también que en el centro de la plaza había un árbol enorme que todos conocían como el ÁRBOL DE LA PALABRA.
Cuentan que los niños y las niñas del pueblo, al atravesar cada día la plaza para ir a la escuela, se preguntaban de dónde venía su nombre.
Se lo preguntaron a la maestra, pero ésta no les pudo contestar porque, cuando ella nació, el árbol ya estaba allí.
Tenían tanta curiosidad que un día la profesora les invitó a que preguntaran a sus padres y madres, a sus abuelos y abuelas y a todas aquellas personas que podrían conocer la procedencia de un nombre tan extraño para un árbol.
Todos los niños y niñas se entusiasmaron con la idea porque ya sabéis que a todos los niños y niñas del mundo les encanta investigar.
Imaginaros cuál sería su sorpresa cuando comprobaron que ni los padres, ni las madres, ni los abuelos, ni las abuelas, ni nadie en el pueblo podía sacarles de la duda porque también, cuando ellos nacieron, el árbol estaba allí.
Cuentan que un día, uno de los ancianos del pueblo se sentó bajo el árbol, en busca de alguna señal que les aclarase el misterioso nombre. No la encontró, pero sí comprobó que a su alrededor se habían ido sentando otras personas que ni siquiera se conocían entre sí, ni sabían cómo se llamaban y que hablaban unas con otras, contándose mil cosas.
A partir de entonces, cuando alguna persona necesitaba que alguien le escuchara, acudía al centro de la plaza porque sabía que siempre encontraría bajo el árbol a algún vecino o vecina con quien hablar.
Poco a poco, el tiempo pasó y dejaron de preguntarse por el origen del nombre, porque descubrieron que a la sombra del árbol podían hablar, ser escuchados y compartir todo aquello que les preocupaba.
Cuentan, también, que al conocerse la noticia todos los pueblos de los alrededores plantaron un árbol en el centro de sus plazas y que, a partir de entonces, en todo el valle y en cada uno de esos pueblos existe un lugar donde la gente se reúne para DIALOGAR
Dicen también que en el centro de la plaza había un árbol enorme que todos conocían como el ÁRBOL DE LA PALABRA.
Cuentan que los niños y las niñas del pueblo, al atravesar cada día la plaza para ir a la escuela, se preguntaban de dónde venía su nombre.
Se lo preguntaron a la maestra, pero ésta no les pudo contestar porque, cuando ella nació, el árbol ya estaba allí.
Tenían tanta curiosidad que un día la profesora les invitó a que preguntaran a sus padres y madres, a sus abuelos y abuelas y a todas aquellas personas que podrían conocer la procedencia de un nombre tan extraño para un árbol.
Todos los niños y niñas se entusiasmaron con la idea porque ya sabéis que a todos los niños y niñas del mundo les encanta investigar.
Imaginaros cuál sería su sorpresa cuando comprobaron que ni los padres, ni las madres, ni los abuelos, ni las abuelas, ni nadie en el pueblo podía sacarles de la duda porque también, cuando ellos nacieron, el árbol estaba allí.
Cuentan que un día, uno de los ancianos del pueblo se sentó bajo el árbol, en busca de alguna señal que les aclarase el misterioso nombre. No la encontró, pero sí comprobó que a su alrededor se habían ido sentando otras personas que ni siquiera se conocían entre sí, ni sabían cómo se llamaban y que hablaban unas con otras, contándose mil cosas.
A partir de entonces, cuando alguna persona necesitaba que alguien le escuchara, acudía al centro de la plaza porque sabía que siempre encontraría bajo el árbol a algún vecino o vecina con quien hablar.
Poco a poco, el tiempo pasó y dejaron de preguntarse por el origen del nombre, porque descubrieron que a la sombra del árbol podían hablar, ser escuchados y compartir todo aquello que les preocupaba.
Cuentan, también, que al conocerse la noticia todos los pueblos de los alrededores plantaron un árbol en el centro de sus plazas y que, a partir de entonces, en todo el valle y en cada uno de esos pueblos existe un lugar donde la gente se reúne para DIALOGAR
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