"Por lo que respecta a la educación de los hijos, creo que no hay que enseñarles las pequeñas virtudes, sino las grandes. No el ahorro, sino la generosidad y la indiferencia hacia el dinero; no la prudencia, sino el coraje y el desprecio por el peligro; no la astucia, sino la franqueza y el amor a la verdad; no la diplomacia sino el amor al prójimo y la abnegación; no el deseo del éxito, sino el deseo de ser y de saber."
Transcripción: “Las pequeñas virtudes” de Natalia Ginzburg
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