21 de julio de 2013

EL LIBRO ÁLBUM EN ARGENTINA, por Cecilia Bajour y Marcela Carranza (Revista Imaginaria / Lecturas)

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Para aproximarnos al libro álbum, de lo primero que debemos hablar es de su particular relación entre el texto y la imagen. Cuando tenemos un libro álbum en nuestras manos nos vemos sorprendidos por la presencia notable de la ilustración. Contrapunto de imagen y palabra, donde la imagen narra lo no dicho por la palabra, o la palabra dice lo dejado a un lado por la imagen. En un libro álbum la imagen es portadora de significación en sí misma y en diálogo con la palabra. Ilustración, texto, diseño y edición se conjugan en una unidad estética y de sentido. Nada es dejado de lado, el libro es un objeto artístico cuidadosamente elaborado en todos sus elementos.

Frente a las predicciones apocalípticas del fin del libro a partir de la presencia hegemónica de la imagen, que supone el enfrentamiento de ambos lenguajes, algo así como libro vs. televisión, libro vs. Internet, nos encontramos con un tipo de libro que ha sabido reconocer la importancia de la imagen en nuestra cultura, haciendo de la conexión entre ambos códigos un lugar de experimentación e innovación de los libros para niños.

Un libro álbum se lee y se ve, o si se quiere, se lee de otra manera. ¿Limita la imaginación del niño lector la fuerte presencia de la imagen en estos libros? Así lo subraya una posición ampliamente difundida por algunas líneas didácticas que prohíben mostrar las ilustraciones de un libro durante la narración de un cuento infantil; posición que en definitiva desconfía acerca de las posibilidades imaginativas de los seres humanos.

Este tipo de libros nos sitúa en un concepto amplio de lectura no restringida al texto verbal, donde imagen y texto toman elementos del cine, la historieta, la publicidad, la plástica, los dibujos animados, los videojuegos, etc. El lector infantil entra así en conexión con diversas formas del acervo cultural actual y de la tradición, como parte del contenido de una historia pero también en la exploración de sus recursos y posibilidades formales.

Textos que se proponen como libros aparentemente destinados a los primeros lectores nos ofrecen las mayores rupturas estéticas dentro del campo de la literatura infantil.
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Como hemos mencionado, el libro álbum implica un desafío. Desafío para el lector movilizado hacia nuevas formas de lectura que no se contentan con lo argumental y desvían la atención hacia su construcción formal, hacia el juego estético de los diversos lenguajes implicados. Desafío para los escritores e ilustradores de la literatura destinada a los chicos dispuestos a no poner límites a su búsqueda artística. Pero desafío también para los editores, mediadores (padres, docentes, bibliotecarios) y especialistas.

En el sistema de la literatura infantil actual en Argentina parece predominar la imagen de un lector cómodo en lo conocido. Se repiten colecciones y autores, cuando no mundos representados y temáticas cuya eficacia de venta, particularmente en las escuelas, parece estar ya probada. Ejemplo de esta tendencia es la proliferación en estos últimos años de libros literarios "políticamente correctos" que se ocupan de transmitir a los "futuros ciudadanos" contenidos sociales, ecológicos, etc. Libros que vienen como anillo al dedo para el desarrollo en las aulas de los contenidos curriculares. En otras palabras, cambiando de traje, más adecuado a los tiempos que corren, en los libros destinados a los niños y adolescentes es frecuente la preponderancia del elemento formativo por sobre su valor estético y literario, algo así como una idea de que los libros infantiles y juveniles deben servir para "algo más". Los temas cambian pero la intención y la posición paternalista del adulto frente al niño, libro mediante, permanece. Un niño lector al que se quiere instruir y sermonear. El problema radica cuando en los anaqueles de las librerías y de las bibliotecas, paulatinamente (y en este último tiempo de manera vertiginosa), los lectores descubrimos cada vez mayores ausencias, y que va quedando poco para elegir.

El libro álbum no se adecua a este molde, a un estereotipo de "libro conveniente" para los niños. El libro álbum, como lo señalan especialistas de todo el mundo, rompe inercias, es heterodoxo, es desafiante; se sale de los cauces, implica búsquedas y riesgos. Aire puro para un lector respetado en su autonomía y libertad.

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"(...) es importante tener en cuenta la idea de que un niño que todavía no sabe leer, pueda comprender por sí mismo un libro que cuenta una historia actualizada, densa o compleja. (...) Por eso imagino a los padres de mi joven lector como rivales y trato de hacer todo lo posible por eliminar a esos rivales (aún sabiendo que nada reemplazará jamás la lectura que de un cuento hace la madre o el padre a su hijo)..." Pommaux, Yvan "La ruta de un artesano", en Enlaces con la crítica N° 4; Caracas, Banco del Libro/Conac, junio-septiembre de 2001.
Cecilia Bajour es Profesora en Letras. Marcela Carranza es maestra y Licenciada en Letras Modernas de la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina). Visto y leído en: Revista Imaginaria
Ilustración: Miguel Roccanova (Mención especial concurso de imagen para la 23.º Feria del Libro Infantil y Juvenil sobre el lema La magia continúa)

4 comentarios:

  1. Soy Miguel Roccanova, les agradezco por publicar y mencionarme en este post.
    Saludos

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  2. Soy Miguel Roccanova, les agradezco por publicar y mencionarme en este post.
    Saludos

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