COPLAS DEL GRILLO, de Karina Echevarría

A las tres de la mañana
empecé a escuchar un grillo
andaba muy ocupado
afilando su cuchillo.

—Que no es hora, don insecto,
—le dije muy enojada—
en todo caso el asado
lo deja para mañana.

—No es de comida mi asunto
—me respondió así, sin chanzas—
se trata de algo muy serio,
tema de amor y venganza.

Yo tenía mucho sueño
y no quise preguntarle.
Pero él andaba con ganas
de su tristeza narrarme.

Resulta que la cigarra
que lo había enamorado
de pronto se fue de gira
con la orquesta escarabajo.

Y andaba el grillo pensando
que si no volvía pronto
solito se enfrentaría
con el que tocaba el bombo.

No pude yo convencerlo,
no quiso oír mis razones.
Que las palabras no sirven
cuando hablan los corazones.

Me fui a dormir, o a intentarlo,
dejándolo con su pena.
Y el grillo siguió sufriendo
bajo la luna más llena.

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Visto y leído en: leerxleer

La copla es quizás una de las formas poéticas más populares en castellano. Sus versos octosílabos -el verso “natural” del castellano-, la rima asonante en los versos pares y su lenguaje coloquial, la hacen accesible, amena, cotidiana.
Hacer, leer o escuchar coplas, es casi como conversar.
Quizás por eso, son también las preferidas a la hora de escribir para niños, porque resultan claras, sencillas, amigables.

Ilustración:©Ricardo Fernández